Zoco de Astronomía: La galaxia del Triángulo

Por Ángel R. López Sánchez, el 10 abril, 2019. Categoría(s): Astronomía • Divulgación • Zoco

Las noches oscuras de otoño e invierno permiten la observación de los objetos más distantes que el ser humano puede ver a simple vista. No son planetas, ni estrellas, ni nebulosas. Se trata de dos galaxias. Una de ellas es la famosa galaxia de Andrómeda. Localizada a unos 2.5 millones de años luz, muchas veces se dice que es el objeto más lejano que podemos ver a simple vista. Y algunas veces es cierto. Pero bajo un cielo completamente oscuro, una persona con una vista excelente puede detectar con sus ojos la luz de un objeto aún más lejano. Se trata de la galaxia del Triángulo, M 33, localizada a unos 2.8 millones de años luz de nosotros.

En cualquier caso pensar sobre ello es realmente estremecedor: los débiles rayos de luz que impactan en nuestra retina y nos hacen ver directamente estas galaxias con nuestros ojos, aunque sea ligeramente como un manchurrón borroso y sin necesidad de prismáticos o telescopios, partió de ellas hace 2.5 millones de años (caso de la galaxia de Andrómeda) o hace 2.8 millones de años (en el caso de la galaxia del Triángulo). No existían seres humanos sobre la Tierra, nuestros antecesores vivos por entonces eran los homínidos clasificados como Australopithecus, los primeros que fueron completamente bípedos. Esta es la “magia” de la Astronomía y el juego de mirar atrás en el tiempo al escudriñar el firmamento.

La galaxia del Triángulo se localiza precisamente en la frontera entre la constelación zodiacal de Piscis y la diminuta constelación del Triángulo, en la que tres estrellas de brillo medio constituyen un triángulo isósceles. La constelación del Triángulo es una de las “clásicas”, dado que el astrónomo-astrólogo Claudio Ptolomeo (siglo II de nuestra era) ya la listó en su magna obra “Almagesto”. Pero no fue hasta 1654 cuando el astrónomo y sacerdote italiano Giovanni Battista Odierna la incluyó dentro de su obra «De admirando Coeli Characteribus”, donde clasifica por primera vez de forma sistemática objetos astronómicos no estelares (cúmulos, nebulosas, galaxias) observadas con un rudimentario telescopio.

En 1764 el astrónomo y cazacometas francés Charles Messier incluyó a la galaxia del Triángulo en su catálogo con el número 33, de ahí que se denomine M 33. Veinte años después, en 1784, el famoso astrónomo inglés William Herschel también la incluyó en sus catálogos. A mitad del siglo XIX el terrateniente irlandés Lord Rosse usó su majestuoso telescopio (el “Leviatán de Parsonstown”, el mayor telescopio reflector de la época, que tenía un diámetro de 1.8 metros y 16 metros de distancia focal) para notar que M 33 era una “nebulosa espiral”. No fue ya hasta bien entrado el siglo XX cuando pudo establecerse la naturaleza de “galaxia” en M 33, gracias a que el astrofísico estadounidense Edwin Hubble encontrara estrellas variables de tipo cefeidas en M 33, con las que pudo estimar su distancia.

La galaxia del Triángulo, M 33, es el tercer objeto más importante del Grupo Local de Galaxias después de la galaxia de Andrómeda y la Vía Láctea. Pero no es, ni mucho menos, tan grande como estas dos. M 33 posee sólo un décimo de la masa de nuestra Galaxia, midiendo unos 60 mil años luz de diámetro (un poco menos de la mitad de lo que mide la Vía Láctea). No obstante presenta una formación estelar relativamente alta, con multitud de estrellas jóvenes y calientes, centenares de regiones de formación estelar, mucho gas y mucho polvo. Una de estas nebulosas, NGC 604, es una intensa región de formación estelar (la más grande de todo el Grupo Local) que hace empequeñecer a la famosa nebulosa de Orión. En efecto: NGC 604 es 40 veces más grande y 6300 veces más luminosa que la gran nebulosa de Orión. Si estuviese a la misma distancia, NGC 604 ocuparía prácticamente toda la constelación de Orión y brillaría como el planeta Venus.

Como hemos mencionado antes, M 33 tiene mucho gas. Tanto gas que la masa del gas es equiparable a la masa que tiene en estrellas. No solo eso, desde hace pocos años sabemos que la galaxia del Triángulo y la galaxia de Andrómeda están conectadas con una corriente de gas difuso y estrellas, lo que sugiere que ambos objetos tuvieron una interacción cercana hace unos 2 mil millones de años. Si los cálculos son correctos, en otros 2.5 mil millones de años ambas galaxias volverán a encontrarse, en este caso con resultados mucho más violentos para M 33, dado que podría ser engullida por la galaxia de Andrómeda… justo unos pocos de miles de millones de años antes de que se produzca la terrible colisión entre la galaxia de Andrómeda y la Vía Láctea… resultando al final que las tres galaxias quedarán unidas en un único gran sistema estelar.

Imagen detallada de la galaxia del Triángulo (M 33) obtenida combinando 54 apuntados del Telescopio Espacial Hubble. Se usaron las cámaras ACS y WFC combinando solo dos filtros, uno en colores verdes (g) y otro en colores infrarrojos (I) para conseguir esta toma en falso color. Crédito: NASA, ESA, y J. Dalcanton (Universidad de Washington). La imagen en alta resolución se puede conseguir en esta página de HST.

La galaxia del Triángulo ha sido protagonista estas semanas de un nuevo estudio detallado usando el Telescopio Espacial Hubble. Combinando 54 apuntados con este telescopio se ha obtenido una impresionante imagen de M 33 en la que se cuentan unas 25 millones de estrellas individuales y miles de objetos nebulosos (NGC 604 aparece de color azulado arriba a la izquierda). La imagen completa ocupa 1.7 Gb, el 40% de un DVD estándar, los datos científicos ocupan 100 veces más. Los astrofísicos no han hecho más que empezar a analizar los datos pero los resultados preliminares confirman que M 33 posee un ritmo de formación de estrellas 10 veces mayor que la Vía Láctea o la galaxia de Andrómeda. Estos primeros análisis también muestran lo ordenado que se encuentra el polvo de M 33 siguiendo los brazos espirales, algo que es poco común en las galaxias de este tipo. En última instancia, estas nuevas observaciones van a proporcionar pistas claves a la hora de entender cómo las galaxias evolucionan al transcurrir el tiempo cósmico y cómo esa evolución es capaz de generar toda la diversidad de estructuras galácticas que vemos hoy día.

Artículo originariamente publicado el domingo 20 enero de 2019 en el Suplemento “El Zoco” de Diario Córdoba.

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