Los colores del Universo

Por Ángel R. López Sánchez, el 24 octubre, 2016. Categoría(s): Astrofísica • Divulgación ✎ 9

Artículo originariamente publicado ayer, domingo 23 de octubre de 2016, en la sección Gaveta de Astrofísica del periódico El Día. Agradezco a mi amiga y astrofísica Adriana de Lorenzo-Cáceres, editora de esta nueva sección en El Día, su invitación a ser uno de los primeros astrofísicos vinculados a Canarias que escriben en ella.

Las nebulosas son los objetos más sagrados del Cosmos. En ellas el gas difuso que existe disperso dentro de las galaxias se condensa y enciende nuevos soles. En efecto, las nebulosas son los lugares donde nacen las estrellas y donde éstas viven su infancia. El Sol y su séquito de planetas, satélites, cometas, planetas enanos y asteroides nació de una nebulosa hace unos 4650 millones de años. La estrella Sol no nació sola: miles de otras estrellas también se crearon de la misma nube. Sin embargo, cual adolescentes rebeldes, pocos centenares de millones de años después todas ellas se separaron, cada una tomando un rumbo distinto hacia los abismos interestelares de la Vía Láctea. Las hermanas del Sol pueden ahora estar en la otra punta de la Galaxia.

A los astrofísicos nos fascinan las nebulosas porque nos hablan de un proceso clave del Universo: cómo el gas, compuesto sobre todo de hidrógeno (el elemento más simple del Cosmos) se atrae de tal manera que es capaz de “encenderse”, transformando el hidrógeno en helio y liberando luz. Entender bien la formación de las estrellas, ya sea dentro de nebulosas cercanas o en galaxias muy lejanas, es uno de los grandes retos que tiene la Astrofísica actual.

M 16 con INT
Imagen de la Nebulosa del Águila (M16) observada en filtros [O III] (azul), H-alpha (verde) y [S II] (rojo) usando el Telescopio Isaac Newton, de 2.5m de tamaño, del Observatorio del Roque de los Muchachos (La Palma). Crédito: Ángel R. López-Sánchez (AAO/MQU), Sergio Simón-Díaz (IAC), Miguel Urbaneja (Institut für Astro- und Teilchenphysik, Universität Innsbruck) y Alfred Rosenberg (IAC).

Algunas nebulosas tienen, además, un encanto particular. Sus formas caprichosas, con jirones de gas y polvo cósmico salpicados aquí y allá, formando a veces filamentos, otras veces oquedades, quizá alguna nube densa, junto con el peculiar colorido que muestran, aparentemente sacado de la paleta de un pintor abstracto, deleitan a estudiosos y profanos e invitan a sumergirse en sus secretos. Este es el caso de la nebulosa del Águila (M 16), mostrada aquí tal y como se observa con la cámara de gran campo del telescopio Isaac Newton, de 2.5 metros de tamaño, instalado en el Observatorio del Roque de los Muchachos (La Palma).

¿Cómo conseguimos los astrofísicos estas imágenes tan impactantes? Además de contar con un gran telescopio es necesario tener un buen instrumento que capte la luz del Cosmos. Y aquí está el truco: para detectar objetos lejanos y difusos tenemos que usar cámaras que sólo ven “en blanco y negro” (mejor expresado, “en escala de grises”), que son mucho más sensibles que cámaras digitales en color como las que tenemos en nuestros móviles. Entonces, ¿de dónde salen los colores? Muy sencillo: los astrónomos siempre empleamos filtros para captar una parte concreta de la luz que nos llega. Por ejemplo, solemos obtener observaciones del mismo objeto usando un filtro azul, uno verde y otro rojo. Esto nos sirve para establecer las características básicas de una estrella o una galaxia. Las estrellas jóvenes y calientes brillan mucho en colores azules, mientras que las estrellas viejas y frías tienen colores rojos. Galaxias que destacan en colores azules (como las galaxias de tipo espiral) tendrán gran proporción de estrellas jóvenes, mientras que las galaxias amarillentas (como las galaxias de tipo elíptico) estarán constituidas sobre todo por estrellas viejas. En Astronomía los colores otorgan valiosa información.

Pero esta imagen de la Nebulosa del Águila se ha conseguido usando filtros especiales. El propio gas de la nebulosa brilla con luz propia, pero no lo hace como las estrellas. Las estrellas emiten luz en todos los colores del arco iris. Pero en las nebulosas la luz se emite en unos colores muy concretos que vienen dados por los elementos químicos (hidrógeno, helio, oxígeno, nitrógeno, azufre, …) que existan dentro de ella, todo determinado por las leyes de la Física Cuántica. Los astrofísicos han diseñado estos “filtros especiales” para dejar pasar sólo la luz emitida por esos elementos químicos. En la imagen el color azul se ha conseguido usando un filtro que sólo deja pasar la emisión del oxígeno, el color verde viene dado por un filtro que ve la emisión del hidrógeno y para obtener el color rojo se ha usado un filtro que sólo ve luz emitida por el azufre.

Las regiones con emisión alta en oxígeno (en azul) son las zonas donde el gas está más caliente. Suele corresponder al centro de la nebulosa, donde se encuentran las estrellas jóvenes y calientes. Por otro lado los bordes de la nebulosa se delinean muy bien en colores rojizos: en estas zonas ricas en azufre la densidad de materia es mayor. Las zonas oscuras dentro de la nebulosa indican regiones dominadas por polvo y gas denso, que absorbe la emisión del gas, destacando los pilares alargados que dan nombre a la nebulosa.

Los astrónomos usamos esta información en colores para estudiar las propiedades físicas y químicas de las nebulosas, las causas de la formación de las estrellas y cómo estrellas y gas interaccionan y evolucionan conjuntamente dentro de las galaxias. Además, las nebulosas nos regalan este tipo de imágenes etéreas llenas de colorido y de una belleza singular que hacen reflexionar sobre la belleza del Universo que nos ha tocado vivir.



9 Comentarios

  1. Muy buen trabajo el de asignarle colores a una imagen astrofisica, aunque me gustaría que se pudiera homologar el proceso, por ejemplo en google sky se ven las imagenes del hubble y otros satelites la diferencia entre una imagen y otra es notable justamente porque los criterios son algo diferentes , entonces nos encontramos con imagenes exquisitas que están pegadas de forma horrorosa como en un mal colage… como hacer que calcen seria un trabajo mas refinado aun.

    1. Gracias por el comentario. No es cuestión de «homologar» igual que no se hacen otras cosas así: la composición de imágenes astronómicas en color muchas veces es más un arte que una ciencia. Hay mucha interpretación subjetiva a la hora de crear estas imágenes. Lo qué sí es importante, y verás que tanto aquí como en mi blog original «El Lobo Rayado» he hecho siempre, es decir qué estás representando con cada color.

  2. Pregunta que no he encontrado contestada en su blog, muy interesante y formativo.
    Hipotéticamente: en el vacío espacial un objeto A de color rojo (lo pintamos de rojo antes de ponerlo en el vacío) un hipotético observador humano (que no se ha congelado en el vacío sin su traje y por tanto solo con el vacío entre el objeto y su ojo) cuando la luz del sol incida en el objeto y observador vea el objeto ¿De que color verá el observador ese objeto?

    Muchas gracias.

  3. ¡¡¡Excelente publicación!!!
    Ahora tengo una duda…¿Cuántas paletas de colores existen para designar colores a los elementos químicos del cosmos?
    El hubble por ejemplo tiene su propia paleta donde asignan (si mal no recuerdo) el color rojo al Hidrógeno Alfa y verde al Hidrógeno Beta, Azul al Oxígeno pero no recuerdo si es Oxígeno Alfa, Beta o Gamma, entonces me gustaría saber cuál paleta sería «mejor» pues según entiendo, todos estos colores son falsos, con el objetivo de identificar los elementos químicos en cada uno pero si estuviéramos frente a esos objetos, tal vez no podríamos ver esos colores.

    Saludos y mil gracias por este bello trabajo.

  4. Gracias por el comentario, Brandon. Aquí es donde entra la parte «artística» del científico: qué color asigna a qué cosa. En verdad hay casi infinitas combinaciones: ya no sólo porque hay muchas líneas o bandas y se podrían combinar como más nos gustase. Algo dejé caer en el post «La Nebulosa de Orión es verde» https://universorayado.naukas.com/2016/04/28/la-nebulosa-de-orion-es-verde/ pero en realidad es mucho más, porque podríamos combinar imágenes en otras frecuencias (radio, infrarrojo, ultravioleta, rayos X). Sí, todos serían «falsos colores», la única excepción sería crear una imagen con filtros B V R y ajustarlos lo más parecido a como los vemos nosotros.

    La «Paleta del Hubble» es la que se ha hecho famosa, ya no sólo por su colorido, sino como digo arriba la información que los colores nos dan. La imagen que dejo arriba de la Nebulosa del Águila (M16) es un ejemplo del uso de la Paleta del Hubble (ojo, que alguna vez se usó antes que el Hubble, pero éste, sin duda, le dio la fama): [O III] en azul, H-alpha en verde y [S II] en rojo.

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Por Ángel R. López Sánchez, publicado el 24 octubre, 2016
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